
Claudia Ronzón
Soy una estratega de marcas convertida en guía del alma y exploradora de la consciencia.

Una niña que amaba lo invisible
Desde pequeña, sentía una atracción natural por el mundo que no se ve pero se siente.
Me fascinaban las piedras, los cuarzos, las esencias…
Me perdía observando la luz que se filtraba entre los árboles, el olor del incienso, el misterio de los sueños.
Mientras otras niñas jugaban a ser doctoras o maestras, yo jugaba a crear rituales con flores, hojas y palabras.
Ya desde entonces, la energía me hablaba, aunque no entendiera aún su idioma.
La mente estructurada del mundo corporativo
Crecí, estudié, trabajé duro.
Me formé en Mercadotecnia y pasé más de 20 años dirigiendo estrategias en grandes empresas globales.
Vivía en reuniones, presentaciones, KPI’s, deadlines y resultados.
Aunque destacaba … algo me faltaba.
Mi alma, silenciosamente, pedía volver a casa.


El gran despertar: la crisis que fue una puerta
La pandemia fue un punto de quiebre.
El mundo se detuvo… y yo también.
Por primera vez, me atreví a hacer una pregunta incómoda:
¿Esto es lo que quiero para siempre?
Y la respuesta me llevó a renunciar a lo externo para reconectar con lo interno.
El camino de regreso a mí: la formación espiritual
Desde entonces, me sumergí en un viaje profundo de aprendizaje y transformación.
Me formé en Coaching Ontológico, Desprogramación Evolutiva, Reiki, PNL, Sanación Cuántica, Hipnosis Regresiva, Psicología Holística y Sistémica.
Hoy complemento todo ese camino con mis estudios en Psicología, integrando ciencia y alma.
No solo aprendí técnicas… aprendí a sostener el dolor, a transformar el miedo y a acompañar procesos reales de sanación.

Hoy: Claudia Quantum
Soy racional y espiritual.
Soy la estratega que se volvió sanadora de almas.
La mujer que abraza el misterio con la misma pasión con la que antes analizaba métricas.
Y desde ese lugar, acompaño a otras Almas Cuánticas a sanar lo que duele, a liberar lo que pesa y a reconectar con su poder creador.
Porque creo, profundamente, que cuando sanamos, recordamos quién somos.
Y desde ahí, todo cambia.